Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra

Estudio de Centenarios
de Nueva Inglaterra

¡Le damos la bienvenida al estudio más extenso y completo del mundo sobre los centenarios y sus familias!

Para descubrir los secretos de una vida larga y saludable

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El Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra (New England Centenarian Study, NECS) ha estado inscribiendo y estudiando a centenarios y los miembros de su familia desde 1995. Desde 2002, el Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra (NECS) tiene su sede en la Chobanian and Avedisian School of Medicine de Boston University y cuenta con la codirección de Tom Perls MD, MPH (distinguido profesor Robert D. Evans) y Stacy Andersen, PhD.

Paola Sebastiani, PhD y su grupo de bioestadística con sede en el Center for Quantitative Methods and Data Science (Centro Médico Tufts) lidera nuestras actividades de análisis de datos; asimismo, la profesora Sebastiani también es la investigadora principal y comparte la dirección del Estudio Omics Integrativas de Longevidad (Integrity Longevity Omics) y el Proyecto de Centenarios del Consorcio de Longevidad (Longevity Consortium).

Si usted es centenario o conoce a un centenario que quisiera ayudarnos a ampliar nuestro conocimiento sobre lo que se necesita para vivir más de 100 años, ¡esperamos tener noticias suyas!

Comuníquese a nuestro número gratuito al 1-888-333-6327 o envíenos un correo electrónico a vivir100@bu.edu. También puede escribirle al investigador principal, Tom Perls MD, MPH a thperls@bu.edu

Al determinar cómo es que los centenarios y sus familiares envejecen tan lentamente y retrasan o incluso eluden las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, esperamos contribuir al desarrollo de estrategias y fármacos que actúen de la misma forma en las personas con un envejecimiento promedio.

Es importante que los participantes de nuestros estudios provengan de diversas razas y orígenes étnicos para asegurarnos de que nuestros hallazgos se apliquen a todas las personas y no a un grupo en particular. Para que nuestra investigación sea exitosa, es fundamental que comprendamos las diferencias y similitudes en la forma en que las personas con distintos antecedentes genéticos y exposiciones ambientales alcanzan una edad muy avanzada y envejecen de buena manera.

Algunos de nuestros hallazgos clave:

    • La longevidad excepcional es más común dentro de la misma familia.
    • Entre los centenarios, la discapacidad aparece al menos hacia principios o mediados de los noventa años.
    • Cuando sobreviven más años, es decir, llegan a más de 105 años, la morbilidad (enfermedades relacionadas con la edad) aparece también hacia el final de estas vidas excepcionalmente largas.
    • La supervivencia aumenta en función de la influencia genética, con una supervivencia superior a los noventa años.
    • Esta influencia genética probablemente implique muchas variantes genéticas con una incidencia moderada a nivel individual; sin embargo, a nivel grupal, su incidencia es fuerte.
    • No obstante, en algunos casos excepcionales, los centenarios tienen la misma cantidad de variantes genéticas relacionadas con enfermedades que la población promedio. Por lo tanto, su ventaja genética probablemente se deba a variantes que enlentecen el envejecimiento y disminuyen el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como las enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes y enfermedad de Alzheimer.

Centenarios y sus familias – Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra (NECS) – Seminario web – 3 de marzo de 2022


Nuestros estudios financiados en la actualidad

El Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra supervisa cuatro estudios de longevidad excepcional que están financiados por el Instituto Nacional sobre Envejecimiento (National Institute on Aging, NIA), una institución de los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health, NIH).

Visite la página de Estudios para obtener más información sobre cada estudio.

 

                 


Descubrimientos y publicaciones (de >180 artículos revisados por pares)

Visite la página de Publicaciones para obtener más información de nuestros investigadores.

Patrones genéticos de longevidad excepcional en seres humanos

Los genes desempeñan una función importante y compleja en favor de una longevidad excepcional. La influencia genética es cada vez mayor en las edades más avanzadas, en especial más allá de los 100 años de edad.

  • Dado que son muchos los genes implicados, se necesitan incluir muchos genes distintos a la vez (en lugar de uno por vez) en lo que se denomina un perfil genético para categorizar de manera precisa a las personas que son, o no son, centenarias en función de los datos genéticos por sí solos.
  • Hemos encontrado 281 marcadores genéticos con un 61 % de precisión para predecir quién tiene 100 años, un 73 % de precisión para predecir quién tiene 102 años o más y un 85 % de precisión para predecir quién tiene 105 años o más. En otras palabras, la predicción mejora con las edades más avanzadas y superiores a los 100 años, lo que respalda nuestra hipótesis de que el componente genético de la longevidad excepcional es mayor cuanto más avanzada es la edad.
  • Estos 281 marcadores señalan a al menos 130 genes, muchos de los cuales se ha probado que desempeñan funciones importantes en el Alzheimer, la diabetes, enfermedades del corazón, distintos tipos de cáncer, la hipertensión y mecanismos biológicos básicos del envejecimiento.
  • Los centenarios tienen la misma cantidad de variantes genéticas (pero para algunos son excepciones poco frecuentes) asociadas a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la edad (como Alzheimer, enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer) que la población general. Por lo tanto, su enorme ventaja en la supervivencia puede deberse, en gran parte, a la existencia de variantes genéticas relacionadas con la longevidad que son protectoras y contrarrestan los efectos negativos de las variantes genéticas de tales enfermedades.
  • Los participantes de nuestro estudio tienen perfiles genéticos que pueden interpretarse a partir de estos 281 marcadores genéticos (cada uno de los cuales posee 3 variantes) y estos, a su vez, se asocian con probabilidades específicas de alcanzar una edad muy avanzada. Curiosamente, los subgrupos de sujetos tienen perfiles genéticos en común (lo que denominamos patrones genéticos). El noventa por ciento de los 801 centenarios en el Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra se pueden caracterizar con uno de los 27 patrones genéticos.
  • Estos patrones genéticos también se asocian con distintas predisposiciones para los subgrupos de centenarios, tales como aquellos que no han padecido enfermedades del corazón o aquellos que retrasan la enfermedad del Alzheimer hasta el último 5 % de sus largas vidas. Este método de generación de patrones servirá para entender mejor la genética de protección subyacente contra enfermedades relacionadas con la edad, los moduladores de las tasas de envejecimiento y el campo de la medicina predictiva y de precisión.

    Citation:
    Genetic Signatures of Exceptional Longevity in Humans. Paola Sebastiani, Nadia Solovieff, Andrew T. DeWan, Kyle M. Walsh, Annibale Puca, Stephen W. Hartley, Efthymia Melista, Stacy Andersen, Daniel A. Dworkis, Jemma B. Wilk, Richard H. Myers, Martin H. Steinberg, Monty Montano, Clinton T. Baldwin, Josephine Hoh, Thomas T. Perls.  PloS ONE 2012. DOI: 10.1371/journal.pone.0029848.

    Related Citations:
    Meta-analysis of genetic variants associated with human exceptional longevity. Paola Sebastiani, Harold Bae1, Fangui X. Sun, Stacy L. Andersen, E. Warwick Daw, Alberto Malovini, Toshio Kojima, Nobuyoshi Hirose, Nicole Schupf, Annibale Puca, Thomas T Perls. Aging (Albany NY) 2013 September; 5(9): 653–661.  Published online 2013 August 24. PMCID: PMC3808698

    Increasing sibling relative risk of survival to older and older ages and the importance of precise definitions of “aging”, “life span” and “longevity”. Sebastiani P, Sun F, Andersen S, Black M, Perls T.  J Gerontology Biol Sci. 2015;71:340-346.

    Stevenson M, Bae H, Schupf N, Andersen S, Zhang Q, Perls T, Sebastiani P. Burden of disease variants in participants of the long life family study. Aging (Albany NY). 2015 Feb 5. http://www.impactaging.com/papers/v7/n2/pdf/100724.pdf

    Limitations and risks of meta-analyses of longevity studies. Sebastiani P, Bae H, Gurinovich A, Soerensen M, Puca A, Perls TT.  Mech Ageing Develop. 2017 http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0047637416301774

    Four Genome-Wide Association Studies Identify New Extreme Longevity Variants. Sebastiani P, Gurinovich A, Bae H, Andersen S, Malovini A, Atzmon G, Villa F, Kraja AT, Ben-Avraham D, Barzilai N, Puca A, Perls TT.  J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2017 Mar 15. doi: 10.1093/gerona/glx027.

    Cuantos más años tenga, más saludable fue su vida

    En la primera etapa del Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra, creímos que los centenarios habían tenido que retrasar o incluso escapar a ciertas enfermedades relacionadas con la edad, como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, diabetes y Alzheimer; de lo contrario, jamás hubieran podido vivir tantos años. De hecho, en 1980, James Fries, investigador de Stanford, propuso la hipótesis de la “Compresión de la Morbilidad”, que indica que a medida que una persona llega al límite de la vida humana, debe comprimir el tiempo en el que desarrolla enfermedades hasta la última etapa de su vida; por lo tanto, propuso que eso es lo que hacen las personas de alrededor de 100 años.

    Sin embargo, en el 2003, descubrimos que muchos de nuestros sujetos centenarios tuvieron enfermedades relacionadas con la edad incluso antes de los 80 años (un 43 %, a quienes denominamos “sobrevivientes”), después de los 80 años (un 42 %, a quienes denominamos “retardadores”) y, por último, están aquellos que no tuvieron enfermedades relacionadas con la mortalidad hasta los 100 años (un 15 %, a quienes denominamos “escapistas”). No obstante, la clave fue que el 90 % de todos los centenarios seguía siendo funcionalmente independiente a la edad promedio de 93 años. De alguna manera, a pesar de la presencia de enfermedades, los centenarios no mueren a causa de esas enfermedades, sino que se enfrentan mucho mejor a ellas en comparación con otras personas y siguen siendo funcionalmente independientes hasta 30 años después de los 60.

    Por lo tanto, nos pareció que, para los participantes de este estudio, la compresión de la morbilidad no fue tan importante para su supervivencia como la compresión de la discapacidad.

    Citation:
    Evert J, Lawler E, Bogan H, Perls T. Morbidity profiles of centenarians: survivors, delayers, and escapers. J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2003 Mar;58(3):232-7. doi: 10.1093/gerona/58.3.m232. PMID: 12634289.

    Generalmente, la compresión de la morbilidad no suele aplicarse a los 100 años, sino a edades mucho más excepcionales, como a partir de los 106 años

    Mientras investigábamos la hipótesis de James Fries sobre la compresión de la morbilidad, descubrimos que no era suficiente con estudiar a las personas de 100 años. Al fin y al cabo, el límite del ciclo de vida humano no es a los 100 años, sino a los 122.
    Cuando inscribimos a nuestros supercentenarios (personas con más de 110 años de edad), hasta el momento el grupo más grande de supercentenarios en el mundo, pudimos investigar si las personas que alcanzan el límite del ciclo de vida humano en realidad comprimen, o no, su morbilidad hacia la última etapa de su vida.

    En nuestro estudio de un grupo de referencia (nonagenarios [sujetos de 90 a 99 años], centenarios [entre 100 y 104 años], semisupercentenarios [105 a 109 años) y supercentenarios [más de 110 años]), los sujetos desarrollaron enfermedades relacionadas con la edad durante períodos cada vez más cortos de su vida: desde un 17.9 % de sus vidas en el grupo de referencia hasta un 9.4% en los nonagenarios y menos de un 5.2 % en los supercentenarios. Estos hallazgos respaldan la hipótesis de la compresión de la morbilidad y la idea de que en verdad hay un límite para el ciclo de vida humano. Además, notamos que los supercentenarios eran mucho más semejantes en términos del retraso en la aparición de enfermedades relacionadas con la edad, en comparación con los participantes del estudio de entre 100 y 104 años, que eran bastante heterogéneos.

    La homogeneidad fenotípica o clínica entre los supercentenarios indica que deben tener algunos factores (presumiblemente genéticos) en común que les permiten ser tan similares. Creemos que nuestros sujetos más longevos nos brindan la mejor oportunidad para descubrir estos genes.

    Citations:
    Health span approximates life span among many supercentenarians: Compression of morbidity at the approximate limit of life span  Andersen SL, Sebastiani P, Dworkis DA, Feldman L, Perls T. J Gerontol A Biol Sci Med Sci 2012;67A:395-405.

    Families Enriched for Exceptional Longevity also have Increased Health-Span: Findings from the Long Life Family Study. Paola Sebastiani, Fangui X. Sun, Stacy L. Andersen, Joseph H. Lee, Mary K. Wojczynski, Jason L. Sanders, Anatoli Yashin, Anne B. Newman, Thomas T. Perls. Front Public Health. 2013; 1: 38.  PMCID: PMC3859985.

    Secuenciación del genoma completo de 2 supercentenarios

    El Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra, con la colaboración del Scripps Institute y de la University of Florida, Gainesville, realizó y publicó su primera secuenciación del genoma completo de dos supercentenarios: un hombre y una mujer mayores de 114 años. Al igual que con nuestro artículo sobre los patrones genéticos de la longevidad excepcional, descubrimos que los centenarios tienen la misma cantidad de variantes genéticas relacionadas con enfermedades que la población general. Sin embargo, es probable que también tengan variantes relacionadas con la longevidad que contrarresten dichos genes patológicos, lo que permite un envejecimiento más lento y una mayor resistencia a enfermedades relacionadas con la edad.

    En este artículo también descubrimos que varios genes de nuestro modelo publicado de predicción genética tenían regiones codificantes que generaban diferencias en la función genética. Estos hallazgos respaldan la validez del modelo de predicción genética. El Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra publicó las secuenciaciones del genoma completo de dos sujetos en un repositorio de datos (llamado dbGaP) con sede en los Institutos Nacionales de la Salud.

    Citation:
    Whole genome sequences of  male and female supercentenairnas, Both ages >114 years. Sebastiani P, Riva A, Montano M, Pham P, Torkamani A, Scherba E, Benson G, Milton JN, Baldwin CT, Andersen S, Schork NJ, Steinberg MH, Perls T.  Frontiers in Genetics of Aging 2012;2.

    Las mujeres que tienen hijos a mediana edad viven más años y la presión evolutiva de desarrollar los genes que enlentecen el envejecimiento y disminuyen el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad afecta negativamente a la reproducción

    Cada vez hay más evidencia sobre la influencia sustancial de la genética en la supervivencia a edades más extremas. Una pregunta importante es cuáles serían las presiones de selección para la evolución de variantes genéticas relacionadas con la longevidad.  Una de esas presiones podría ser que el período durante el cual las mujeres puedan tener hijos sea más prolongado, tener más cantidad de hijos y, por lo tanto, tener un mayor éxito en el traspaso de los genes a las generaciones subsecuentes.  Esta hipótesis es coherente con la teoría del soma desechable, la cual indica que se puede retrasar el intercambio de asignación de energía entre la capacidad reproductiva y las funciones de reparación/mantenimiento cuando las variantes relacionadas con la longevidad permiten un envejecimiento más lento y el retraso o la prevención de enfermedades relacionadas con la edad que afectan de manera adversa a la fertilidad.

    Varios estudios han notado una relación entre una mayor edad materna y mayores probabilidades de supervivencia excepcional. En el Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra se evaluaron los antecedentes de edad materna en su grupo de centenarias y un grupo referente de mujeres que coincidía con su nacimiento y que sobrevivieron a la expectativa de vida promedio del grupo. Las mujeres que tuvieron un hijo después de los 40 años (este grupo no contó con asistencia a la fertilidad) tenían cuatro veces más probabilidades de ser centenarias.

    Varios investigadores están buscando e investigando los genes que influyen en la capacidad reproductiva en términos de su capacidad para afectar también la tasa de envejecimiento y susceptibilidad a enfermedades relacionadas con la edad.

    Citations:
    Middle-aged mothers live longer. Perls TT, Alpert L, Fretts RC. Nature. 1997 Sep 11;389(6647):133.PMID: 9296486

    Extended maternal age at birth of last child and women’s longevity in the Long Life Family Study. Sun F, Sebastiani P, Schupf N, Bae H, Andersen SL, McIntosh A, Abel H, Elo IT, Perls TT. Menopause. 2015 Jan;22(1):26-31.


    Nuestra política sobre el uso compartido de datos

    Los datos que generamos son únicos y muy difíciles de obtener dada la peculiaridad de los centenarios y los gastos que implicó la generación de la enorme cantidad de datos clínicos y biológicos que se describieron más arriba. De acuerdo con la política del NIH/NIA, todos los datos que generamos (sin compartir la identidad de los participantes o su familia) se publicarán en los siguientes portales web aceptados por el NIA con el fin de compartirlos con investigadores de todo el mundo. Esto aumenta la probabilidad de realizar descubrimientos impactantes en el campo de la investigación.



    Los investigadores del Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra agradecen a los siguientes contribuyentes y donantes por su apoyo financiero y orientación:
      • The Paulette and Marty Samowitz Foundation
      • The William M. Wood Foundation
      • The American Federation of Aging Research
      • El Departamento de Medicina y la Sección de Geriatría de la Chobanian and Avedisian School of Medicine y la distinguida cátedra Robert Dawson Evans
      • El Instituto Nacional sobre Envejecimiento, Institutos Nacionales de la Salud